lunes, 5 de diciembre de 2016

El Secreto que guardo de mis Líderes

El Secreto que guardo de mis Líderes

Cada persona es una individualidad, es único, indivisible e irrepetible; es posible que consigas a alguien que te recuerda a…, pero no es él, solo se parecen aunque creo que puede existir un Miguel Urbina en un universo paralelo, tal vez mejorado y otro paralelo a ese tal vez desmejorado, pero lo que sí es cierto es que son tantas las cosas que vemos de cada uno que a veces parecen que fueran irreales, pero veamos algunos ejemplos.


Lo llamaré OR, luego de algunos meses de trabajar juntos no lograba tomar las riendas del cargo como Jefe de Seguridad Industrial; cierto día entra a mi oficina y me dice con el rostro desencajado y serio “Sensei, tenemos que hablar”, a lo que yo asentí y lo invité a sentar, acto seguido después de algunas divagaciones por su parte, me dice que él es el jefe de Seguridad Industrial y que entiende que aparte de ser yo el Gerente Corporativo estamos en el mismo edificio y que por tener más tiempo las personas me conocen más y siempre se dirigen a mí, pero que yo debería dejarle a él el puesto que se merece. De mi parte me mantuve serio y atento a cada cosa que me decía, me mostré siempre interesado en su análisis y su verborrea.
Al terminar le reconozco que ciertamente su cargo es el de el Jefe de Seguridad Industrial pero que lamentablemente no puedo darle el puesto; OR me miró sorprendido y extrañado por la respuesta que luego aclaré de la siguiente forma – “OR, no puedo darte el puesto que mereces porque el puesto debes hacerlo y ganarlo tú, no lo puedo otorgar yo” – su incredulidad supongo creció por la forma de mirar y continúo diciendo – “existe una gran diferencia entre el cargo y el puesto según como yo lo entiendo; el cargo es el que tienes y por el que te pagan todos los meses, pero el puesto dentro de la organización lo labra cada quién, así que te recomiendo que dejes de dudar cuando te hablan y seas más abierto a escuchar y hacer y tendrás tu puesto, solo para ti” – al final reía mientras me decía que era cierto y que en lo adelante cambiaría su actitud para hacerlo; fin del cuento OR ya no está en la empresa, pero hizo un gran trabajo y obtuvo lo que quería, su puesto dentro de la empresa. Moraleja: los grupos trabajan como manadas y cada quien ocupa un lugar en ella, solo hay que esforzarse por estar en la punta de la pirámide.
Mi segundo personaje lo llamaré KG, un muchacho agradable y siempre dispuesto a colaborar pero con mucha energía para sabotearse la vida, era de las personas que normalmente llegan con ideas pero que las adornan con frases como “Pensé en una basura que seguro no te va a gustar”, “Diré una ridiculez, lo sé” “haré esto o aquello, pero como no sé bien cómo hacerlo seguro me regañarán”, KG trabajaba con ahínco para arruinar su forma de comunicarse con los demás.
KG tenía un problema de sobrepeso que se corrigió gracias a dos cirugías que no tienen nada que ver con bariátrica y menos con liposucción logro bajar de peso lo que afectó para bien su aspecto físico y mental, pero él criticaba a ambos y le puse a ver cuál de los dos KG le parecía mejor, si el antes o el ahora, eligió el de ahora, entonces la pregunta era ¿por qué lo maltratas en vez de desarrollarlo?
Por supuesto que esto le gano muchos desafectos que casi le quiebran su carrera, hasta que un día nos sentamos a conversar y le puse de ejemplo sobre qué pensaría sobre una persona que se le acerque diciendo todas esas cosas y con esa actitud de derrota constante; pues entendió que efecto causa en los demás y empezó a trabajar sobre ese hecho; le falta por hacer pero va sobre el camino y eso para mí es muy importante pues se crece no solo en la fortuna, sino que se corona la gloria cuando se trabaja como él en adversidad. Moraleja: “El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas” Confucio, Filósofo Chino.
Mi tercera persona para aprender de ella se llamará IC, joven profesional es una ingeniero que comenzó a trabajar conmigo como Analista de Seguridad Industrial, sumamente ordenada y observadora analítica del detalle, suele manejar un evento manejando con rigurosidad estricta y prusiana el cronograma establecido, el orden de las cosas, nada pasaría sin ser escudriñado por su ojo avizor, competente y entregada con un gran toque introvertida y tímida, a veces con temor, pero se perdía detrás del computador.
Cierto día hay una vacante de Jefe de Seguridad Industrial en uno de los centros del grupo y obviamente se lo ofrezco porque aun sigo pensando que es muy capaz de manejarlo de manera acertada, pero ella rechaza pues eso implicaba dejar los beneficios que le otorgaba la nómina donde estaba incluida entre algunas cosas que consideró.
Le pido que se haga cargo del servicio mientras evaluábamos quien debe ocupar a lo que ella accede; al cabo de unos poquísimos días ya ella se encontraba en total dominio del centro de trabajo, realizaba ordenes de trabajo, inspecciones, dirigía reuniones, creaba sanciones por incumplimiento entre algunas cosas; todo marchaba bien.
Resolvemos quien llevaría las riendas del servicio de Seguridad Industrial y se hacen todos los arreglos para que el nuevo jefe tome las riendas y le digo – “IC mañana lega el nuevo jefe de Seguridad Industrial, para que lo ayudes en lo que necesite” – advierto en ella una cara con mucho asombro y me dice -  “¿Y cómo quedo yo?” – al instante no entendí que pasaba y rápidamente se iluminó mi mente y le pregunté si ella quería el cargo a lo que asintió explicando que había trabajado duro para ello y ahora no lo tendría; eso le parecía una injusticia.
Le explique que ya se lo había ofrecido y que lo rechazo por razones que hasta yo entendí como muy válidas, así que ya no había tiempo, yo había movido a un Jefe de un centro de trabajo para éste. Sé que le duro un tiempo su malestar pero no había nada que hacer. Por supuesto que la relación mejoró y siguió apoyando como siempre lo hizo y el tiempo se encargo de darle nuevas funciones con nuevas responsabilidades que como era de esperar las cumpliría como ella sabe hacerlo, lo que me hace sentir muy orgulloso y refuerza mi creencia en cada todo ocurrirá en el segundo exacto, no un segundo antes ni un segundo después. Moraleja: Las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado se los pierde – William George Ward, Escritor y Teólogo inglés.
Y mi cuarto personaje lo llamaré LV, otro joven muy habilidoso, sumamente dinámico, tanto como pólvora; siempre muestra una risa como él estruendosa y alegre, pero dedicado y voluntarioso. LV estuvo en un cargo de Inspector de Seguridad Industrial en donde se estuvo preparando por un buen período y era su momento de crecer, sabía que si había una oportunidad de ascender sería su turno, creo que estaba súper seguro de ello, pues ese día llegó, pero otro fue el elegido y el nunca se le tomo en cuenta. Debo decir que la decisión fue enteramente mía, pero claro, yo tenía mis motivos, también estaba seguro que llegaría el momento en que me increparía el por qué no fue considerado si era su turno de avanzar y crecer; aunque no lo crean la pregunta la estuve esperando por días así que nos sentamos a conversar así que le explique con algunos ejemplos prácticos siendo el principal su falta de interés por el estudio.
Hago y pido que aunque tengan una carrera se mantengan estudiando, estudiar les digo, es como prender una velita en un cuarto oscuro, mientras más velitas prendas, más se disipan las tinieblas de la ignorancia y en segundo lugar se expresaba mal hablado con poco recurso en su léxico y unos movimientos de altanero pendenciero y la pregunta del siglo ¿Tú contratarías a alguien así? Por supuesto que dijo que no y asumió con entereza la critica que mucho antes yo le había hecho, ahora estaba viviendo en carne propia una historia que no esperaba.
LV tenía el camino de bajar su calidad de trabajo, de aumentar su descuido e incluso de irse del trabajo y abandonar, pero no, LV tomo un camino de rectificación casi que de inmediato y empezó a trabajar en sus ademanes, su forma de hablar y hasta se puso a estudiar. Por fin el tiempo lo coronó y le ofrecí un cargo de jefatura dentro de otra casa de la organizacion. Por supuesto que estaba muy feliz, además tenía una nueva integrante en la familia ya numerosa y el cambio llego en el momento que más necesitaba un ascenso.
No se rindió, tomó las criticas y los llamados de atención como una forma de mejorar y desarrollarse, de hecho sigue estudiando perfeccionando su carrera y prácticamente es otra persona, solo que mantiene su esencia y chispa. Moraleja: “El Éxito no se logra solo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización” – J.P. Sergent
De cada uno de ellos estoy agradecido, he aprendido y crecido, guardo de ellos cada momento especial como ellos son y espero que de ellos también usted aprenda como ellos han aprendido.
Si creen que ellos leerán y no se identificaran creo que se equivocan.

PD: Cualquier parecido con la realidad... es real.




Miguel A. Urbina R. | Gerente Corporativo de Seguridad y Salud Laboral|uConstructora Sambil

Si Desea hacer algun comentario o pregunta puede escribir al siguiente correo
miguel.urbina.segindustrial@gmail.com

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